La introducción de mascotas o animales de compañía en el medio natural, ha sido desde siempre uno de los grandes problemas que acucian a la fauna salvaje en algunos lugares. Los gatos asilvestrados, las serpientes exóticas, anfibios, peces o aves, pueden llegar a causar verdaderos estragos en ecosistemas frágiles, poco acostumbrados a convivir con depredadores.

Los perros silvestres, de mascota a depredador.

En un reciente viaje a Gambia visité una zona de alto valor ecológico poblada principalmente por aves. Observé como una pareja de perros silvestres trataron insistentemente de cazar todo aquello que se le ponía por delante. En este caso no tuvieron fortuna y las aves huyeron en cada embestida.

Por suerte para las aves, no era época de cría, donde a buen seguro hubieran tenido más acierto. Es de sobra conocida la habilidad que poseen los cánidos para trabajar en equipo en pro del grupo. Solidarios en la caza, suman fuerzas para trazar estrategias y emboscadas, como se puede observar en las manadas de licaones (Lycanon Pictus) del sur de África.

Nuestros dos protagonistas no parecían tan especializados en la cacería, puesto que no es esta su principal fuente de alimento, pero aún así iban claramente en pareja y sabían lo que querían.

Gambia no es un país poblado por grandes depredadores, y aunque esta escena quede lejos de las espectaculares cacerías del sur de África, no dejó de ser un momento llamativo fotográficamente hablando, y la constatación de un problema para la fauna local.

No tengo ni que decir, que abandonar a una mascota en el medio natural es una pésima idea para todas las partes.

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