Llega la fotografía computacional

Hace no mucho tiempo se discutía el auge de la fotografía digital, y si realmente ese iba a ser el camino de la fotografía profesional. Como en casi todos los cambios de paradigma, muchos que miraban al futuro con escepticismo ahora miran al pasado incrédulos.

Pues bien, la fotografía digital llegó para quedarse, nadie lo duda, pero además realizó su incursión en nuestros bolsillos universalizándose por medio de los teléfonos móviles. Llegados a este punto, la lucha por la innovación en las marcas de telefonía se ha focalizado en las capacidades fotográficas, el mercado ha hablado y así lo ha aseverado.

El enorme músculo financiero de los fabricantes de smartphone, se ha puesto al servicio de la innovación fotográfica, propiciando avances jamás imaginados y acuñando un término cada vez más común, “fotografía computacional”
Apple, por ejemplo, asegura dedicar más de 1.000 ingenieros de su plantilla exclusivamente a desarrollar las capacidades fotográficas de sus iPhone, lo que habla por si solo de la importancia en el desarrollo de estas capacidades en sus terminales.

Pero, ¿Qué es la fotografía computacional?

Todo empezó por una cuestión de tamaño. La tecnología óptica y de sensores actual trazan una barrera infranqueable en cuanto a hardware se refiere. Un sensor pequeño rendirá peor que uno grande, así como una óptica luminosa de calidad, será mucho más voluminosa que una que no lo es, y todo esto es incompatible con meter un dispositivo en el bolsillo.

Así que tocó transitar el único camino posible, el software. Potentes microprocesadores con capacidades de cálculo inusitadas, llevan en volandas toda esa fuerza bruta al servicio de la fotografía, llegando a medir en milésimas de segundo la orientación de la cámara, la luz reflejada e incidente, la distancia al sujeto o los elementos a fotografiar, incluso los rasgos faciales y el tono de piel en los retratos, apilando varias imágenes para obtener lo mejor de cada una de ellas conformando una imagen final que nos agrade.

Y todo ello sin saber necesariamente de fotografía y lo mejor de todo, sin ser conscientes de los miles de cálculos que lleva a cabo el teléfono en cada toma, es tecnología transparente.

¿Ha llegado el momento de la fotografía computacional en las cámaras profesionales?

Como fotógrafo profesional y amante de la tecnología, miro con envidia toda esa capacidad e imagino qué pasaría si parte de esa innovación se aplicara a los cuerpos de cámaras profesionales, saltándonos la barrera del tamaño y sumándole todo ese potente software.

Esto en parte ya sucede. Las últimas “mirrorless” han roto el corsé del pentaprisma y el espejo, dejando vía libre a los avances mostrando ya notables mejoras. Sistemas de enfoque al ojo, focus peaking, ráfagas vertiginosas, etc… Pero no dan aún la sensación de ser “cámaras inteligentes” como si lo son los “smartphones” Los tiempos en la fotografía profesional son distintos, más pausados y hay que amortizar las inversiones, pero también me da la sensación de que es una cuestión de músculo financiero.

Por otro lado está la duda de si al fotógrafo profesional le gustará la idea de que la cámara tome ciertas desiciones, como hacen actualmente los teléfonos, donde todo es muy transparente, pero donde el que acciona el disparador tiene poco poder de decisión.

De aquí a 4 ó 5 años, la transición de réflex a sin espejo se habrá consumado casi en su totalidad y es entonces cuando veremos que camino tomará todo esto.

 

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