Karabane, el último lugar donde perderte en África

 

Alguien dijo una vez que el mejor viaje es aquel que no se planifica, y en el caso del mío a Senegal y Gambia dio de lleno en la diana. No es la primera vez que visito Senegal y Gambia, pero si la primera en hacerlo sin planificación. Fruto de la improvisación, acabé visitando la isla de Karabane, el último lugar de La Casamance donde una mezcla de África y el Caribe se dan cita ofreciendo un cóctel muy dulce de tranquilidad, amabilidad y buen tiempo.

 

La playa donde los cerdos acuden a bañarse

 

Tuve que preguntar si navegábamos sobre un río o sobre el mar, ya que el color y la tranquilidad de las aguas me confundía, finalmente, estaba sobre el mar. Al desembarcar, lo primero que se ve son las ruinas de los últimos asentamientos comerciales franceses, que con el paso del tiempo se ha ido viniendo abajo. No obstante, el gobierno senegalés ha hecho una buena inversión en la infraestructura del muelle de atraque, que luce moderno y bien cuidado. Este muelle es utilizado por un barco que hace escala desde Dakar y continua hacia Ziguinchor. Ya en la isla, varios campements se asientan sobre la playa casi tocando el agua. El aspecto de todo es como el propio país, medio destartalado, pero con cierto aire de autenticidad, nada que ver con los resorts a los que están acostumbrados la mayoría de europeos.

 

Fotografiando aves en la isla de Karabane

 

La temporada seca no es la propicia para el avistamiento de aves, pero como cuento, llegar hasta aquí no estaba preparado y me lo tomé como vino. En la isla se pueden ver especies emblemáticas como el águila pescadora africana (Haliaeetus vocifer) o el martín pescador malaquita (Alcedo cristata), limícolas recorriendo las orillas de los humedales e infinidad de paseriformes en las zonas de cultivo. Lo que me más me gusta de fotografiar en África, es que siempre se pone algo a tiro.

 

Los bordes del manglar conservan cierta humedad y las pocas aves que hay, se dejan ver por aquí. Concluyo recalcando la envolvente tranquilidad que se respira mientras escribo estas palabras, el mar y el sonido de algunas aves son la banda sonora. Si eres escritor y buscas un lugar apartado del mundo donde escucharte a ti mismo, Karabane puede ser tu rincón.

Hasta pronto.

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